(CbaNoticias) En nuestro país los recursos naturales, todavía son una cuenta pendiente. La explotación del suelo, del agua, de los árboles, del petróleo, para nombrar sólo algunos, respondía y responde a la lógica económica neoliberal. La dirigencia de los partidos tradicionales no toma conciencia de la importancia de la naturaleza para la vida íntegra y la soberanía de nuestro país.
La 18° Sesión de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sustentable recomendó “un ambiente sano para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las futuras”. En Argentina este idea se contrapuso muchas veces con los objetivos de rentabilidad y ganancias de empresas privadas y públicas, nacionales y extranjeras.
El agotamiento del suelo, la falta de agua en las reservas hídricas y la deforestación de los bosque nativos son consecuencia de una postura frente a la naturaleza que data de quinientos años atrás.
Si tomamos como punto de partida 1810, las decisiones de los primeros gobiernos patrios, en relación a los recursos, respondieron a la lógica española instaurada en la época de la colonización.
Con la llegada de los primeros españoles se talaron cientos de hectáreas de bosque para la utilización de la madera y para obtener el espacio necesario para el asentamiento. Además, se exportaron de Europa semillas para sembrar en el nuevo territorio árboles europeos, lo cual generó los primeros cambios en la flora de nuestro territorio.
Con nuevas plantas y árboles se modificó la fauna autóctona. Desaparecieron de la región Centro llamas, guanacos y jaguaretés. Se impusieron animales como la cabra y la vaca. El trigo, cereal utilizado en Europa, suplantó la quínoa y con ello una costumbre de los pueblos originarios de norte.
La concepción de deforestar para la utilización de la madera y de utilizar las costumbres agrícolas de Europa siguió con los gobiernos que buscaban la consolidación del país.
Las bases económicas del mercado nos permitían exportar granos y ganado, acción que fue ampliándose con el ferrocarril y los frigoríficos. Para lograr la extensión necesaria de campos se desecaron lagunas y logrando tierras óptimas para el cultivo de cereales.
Hoy en día la producción agrícola-ganadera es uno de los motores de la economía, acompañado de la explotación de petróleo y gas. Se siguen explotando de manera intensiva los recursos naturales, con pocas restricciones y muchos permisos concedidos.
Roberto Hernández, es ingeniero agrónomo y profesor de la Universidad Nacional de Córdoba. Él explicó que “el problema en nuestro país es la falta de planificación, con vista al futuro para la producción y la conservación de los recursos naturales”.
“No hay protección para los recursos naturales” dijo, y explicó que el concepto utilizado por el país fue siempre el de mayor rentabilidad frente a la buena utilización del suelo, el agua y los bosques. Afirmó que se prioriza la explotación desmesurada antes de generar un desarrollo sustentable con beneficios a largo plazo.
Ejemplos de esto sobran, las grandes plantaciones de soja como monocultivo, las mineras extranjeras en Catamarca que contaminan el agua, los sistemas de riego por manto que desperdician grandes cantidades de agua, la deforestación de árboles que lleva a la sequía de los pueblos del norte.
Hernández aclaró que hay cosas por hacer, y aunque sean las más chicas, suman. Lograr una planificación sustancial por parte del Estado, generar controles severos para el cumplimiento de las leyes y concientizar a la población por medio de la educación, son las primeras acciones a poner en práctica.
Afortunadamente, hay proyectos encaminados. Algunas provincias tienen planes de forestación. “Por ejemplo, San Luis está plantando, con semillas que se producen el la Facultad, al costados de las rutas”, indicó. Finalmente, sugirió: “También en nuestra provincia estamos llevando a cabo el plan de forestación del Tabaquillo y del Maiten”.
Teniendo en cuenta la historia y la conmemoración de los 200 años del país, queda por decir que el medio ambiente es aquello necesario para el desarrollo de nuestras sociedades. Es por ello, que planes a futuro para el mejor aprovechamiento de los recursos sin generar agotamiento de éstos, es la tarea principal tanto de los gobiernos, como de los ciudadanos.
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